ALEGRÍA GALLARDO, RICARDO  E.

Nació el 14 de abril de 1921 en San Juan. Fue cuentista, historiador, antropólogo, folclorista y promotor cultural.

Obtuvo su bachillerato en Artes en la Universidad de Puerto Rico y su maestría con especialidad en Arqueología en la Universidad de Chicago. En 1951, obtuvo la beca Guggenheim para realizar estudios doctorales en la Universidad de Harvard, de donde se graduó en 1954.

En la Universidad de Puerto Rico, Alegría fue profesor de historia y director del Museo de Antropología. Entre sus logros, se encuentra el establecimiento del Instituto de Cultura Puertorriqueña, el cual dirigió hasta la década de los setenta. Fue director de la Oficina de Asuntos Culturales, adscrita a la Fortaleza. Fundó el Archivo General de Puerto Rico y el Centro de Investigaciones Arqueológicas y Etnográficas de la Universidad de Puerto Rico. Fundó, además, la revista El Caribe y la Revista del Instituto de Cultura Puertorriqueña.

Durante varios años, ha dirigido el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe, fundado por él. Este centro docente posgraduado ofrece cursos especializados en varias facetas de la cultura puertorriqueña y del Caribe. También dirige el Museo Las Américas en el Viejo San Juan, localizado en el Cuartel de Ballajá.

Entre su inmensa obra antropológica e histórica, se destacan los libros Historia de nuestros indios (1950) y Apuntes en torno a la mitología de los indios taínos en las Antillas Mayores y sus orígenes suramericanos (1978).

Ricardo Alegría es un afanoso recopilador de leyendas y costumbres del País, las cuales ha presentado en libros como Las fiestas de Santiago Apóstol en Loíza Aldea (1954) y Cuentos folklóricos de Puerto Rico (1967). Muchas de sus recopilaciones y de sus adaptaciones del folclor puertorriqueño han servido de base en libretos para el ballet. Su cuento Los renegados (1962) se utilizó como libreto para una coreografía en 1965.

La obra de recopilación llevada a cabo por Ricardo Alegría ha sido valiosa fuente para estudios posteriores. El sitial que ahora ocupa la artesanía puertorriqueña se debe, en gran parte, al auspicio y a la protección que Alegría promovió desde el Instituto de Cultura Puertorriqueña.

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